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martes, 22 de julio de 2008

Mentiras verdaderas de la TV

Dicen algunos especialistas que la imagen en televisión, al captar al mundo de manera directa y global, produce una ilusión de transparencia. Otros piensan distinto, como Jacques Derrida, que acuñó la palabra “artefactualidad” para escribir a la actualidad fabricada por los medios, una actualidad que, según sus palabras: “no está dada sino activamente producida, cribada, investida, performativamente interpretada por numerosos dispositivos ficticios o artificiales, jerarquizadores y selectivos”.

Así, es frecuente caer en la “trampa de la imagen” que propone la televisión, sobre todo cuando pensamos en programas de no ficción (como los noticieros, los programas de entrevistas, los documentales, los docudramas) o aquellos híbridos como los concursos o los reality shows. Y la trampa es pensar en cualquiera de esos envíos sin tener en cuenta que son una construcción en la que intervienen muchos elementos que guían la comprensión de los mismos hacia lugares bien definidos y seguramente, nada inocentes.

Generalmente, en noticieros y programas de entrevistas, un conductor que mira a la cámara y se dirige directamente a los espectadores establece con ellos el pacto que indica que no es un programa de ficción (ya que en una novela, por ejemplo, los protagonistas actúan como en cine o en teatro, como si la cámara no existiera). Sin embargo, en la presentación de un tema, en la elección de las palabras para definir a sus protagonistas, en las personas elegidas para dar testimonio sobre el mismo, en la música o el sonido que acompaña a las imágenes, en la edición del material y en las imágenes mismas (que muestran cosas y dejan fuera otras), hay un punto de vista definido y una toma de posición frente a la realidad que se está tratando. Es normal, además, que en las noticias o historias que se incluyen en los noticieros, se utilicen recursos narrativos que también se emplean en la ficción.

Veamos un ejemplo

A fines del 2006, Paul Potts, un vendedor de teléfonos celulares se presentó al concurso Britain's got talent (Gran Bretaña tiene talento), un show de la televisión inglesa.

Lo que pasó, está en el video que podrán ver en esta dirección:
A fines del 2006, Paul Potts, un vendedor de teléfonos celulares se presentó al concurso Britain's got talent (Gran Bretaña tiene talento), un show de la televisión inglesa.
Lo que pasó, está en el video que podrán ver en esta dirección:

http://es.youtube.com/watch?v=U2PYbDaKxR0



Estuvo circulando por la web desde entonces, mírenlo y después, contesten en el comentario las siguientes preguntas:

a) En una línea, resuma la historia de Paul Potts.
b) ¿Le resultó emocionante? ¿por qué?
c) ¿Qué elementos del vídeo − imágenes, sonido, personajes, gradación en la tensión − contribuyen a crear esta situación?

lunes, 21 de julio de 2008

Lectoescritura y tecnología en los primeros años

Una de las cuestiones que me preocupa es el tema de la enseñanza de la lectura, y será que me preocupé grandemente cuando mi hijo terminó primer grado sin saber leer. En mis épocas de estudiante de primer grado, el alumno que no aprendía a leer era porque era muuyyy burro, o al menos eso es lo que pensábamos, y creo recordar que muy muy pocos no aprendían.
Tengo contacto frecuente con niños de diferentes edades, y veo con preocupación que niños de 5to, 6to y 1º secundaria NO SABEN LEER. Apenas si deletrean, y sobre todo la mayoría son del sector de bajos recursos.
Hace rato que vengo preguntándome qué pasa, y creo en estos últimos tiempos encontrar algunas respuestas.
El siguiente artículo lo encontré en la página de Educ.ar, tal vez sirva para hechar luz a algunos errores de nuestros maestros a la hora de enseñar a leer.

“Las nuevas tecnologías como herramienta para enseñar la lectoescritura en el Nivel Inicial”: he aquí una frase que encierra más de una cuestión. Porque el uso de la tecnología plantea más de un interrogante a los docentes; y si se enseña o no a escribir en el Nivel Inicial es otro, no menor.

Sin embargo, tanto la tecnología como la lectoescritura forman parte hoy del mundo de los niños de ese nivel: ambas temáticas surgen espontáneamente en las salas. Y son mundos interrelacionados: las nuevas tecnologías estimulan el aprendizaje de los códigos escritos; a partir del uso de esas herramientas, letras y números acompañan a los niños cada vez a edad más temprana.

En ese contexto, que los docentes de Nivel Inicial conocen bien (el video que sigue muestra una vivencia cotidiana) resulta interesante hacer un repaso sobre los distintos métodos con que se ha abordado la lectoescritura en las aulas, para analizar luego qué teorías pedagógicas sustentan algunos de los softwares que se ofrecen para facilitar ese aprendizaje.

Es un buen ejercicio, entonces, al seleccionar un software para trabajar en el aula o en la sala, interrogarlo acerca de qué concepción teórica de la lengua, del aprendizaje o de la pedagogía sostiene su funcionamiento, su estructura o su organización.

Un poco de teoría acerca de la problemática…

Desde distintas perspectivas pedagógicas el problema del aprendizaje de la lectura y escritura ha sido planteado como una cuestión de métodos.

El método sintético insiste en la correspondencia entre lo oral y lo escrito, entre el sonido (fonema) y la grafía. Propone ir de las partes, al todo; de las letras –la unidad mínima– a las palabras.

Más tarde, bajo la influencia de la lingüística, se desarrolla el método fonético, que propone partir de la oralidad. La unidad mínima del habla es el fonema. En el proceso de enseñanza comienza por el fonema, asociándolo a su representación gráfica. Es preciso que el alumno comience a “escuchar” cada uno de los fonemas que componen una palabra para reconocerlos y luego relacionarlos con sus símbolos gráficos.

Sin desestimar el problema del recorte del habla en sus elementos mínimos, surge un planteo:
No se trata de enseñar a los niños a hacer una distinción, sino de hacerles tomar conciencia de algo que ya saben hacer y utilizan en el habla.


Las viejas estrategias a la luz de las investigaciones

Tradicionalmente los métodos utilizados para la enseñanza tenían como eje la necesidad de enseñar las “primeras letras”:

-letras solas a través de su nombre o valor sonoro;
-letras combinadas en sílabas;
-letras “juntas”, formando palabras o frases.

Sin embargo, sabemos que existen muchos sujetos no alfabetizados que “saben las letras” y pese a ello no se han apropiado del conocimiento que les permite leer y escribir autónomamente. Ya en la década del 70, las investigaciones de Emilia Ferreiro y Ana Teberosky mostraron el proceso de aprendizaje que lleva a cabo un niño, señalando dos dos aspectos fundamentales:

-el niño no necesariamente desconoce el sistema de escritura, ya que al tener contacto con los medios, carteles, libros, revistas, diarios va formando un conocimiento acerca de la función social de la lengua escrita;
-puede tener una idea bastante clara de la configuración del sistema de escritura, es decir, una hipótesis que le permita suponer cómo se organiza la escritura.


Algunos inconvenientes prácticos…o de la práctica…

Si elegimos enseñar las letras por su nombre, no habrá problemas al momento de presentarlas asociadas a un dibujo si hacemos una correcta selección previa. No habrá duda de que la palabra “avión” puede ser la elegida para enseñar la letra A, pero ¿qué sucede si elegimos la palabra “elegante” para enseñar la letra E? ¿Estamos realmente colaborando con el aprendizaje de los chicos a escribir o estamos fomentando su confusión? ¿Con qué letra empieza fonéticamente la palabra elefante? Bien podrían responder que con la letra “ele”, si solo estamos recurriendo a la enseñanza de las letras por el nombre que las identifica.

Por otro lado, si nuestro alumno intenta “deletrear” una palabra, tampoco logrará identificar el significado de la palabra escrita si el deletreo resulta un acumulado de “nombres de letras”. Como en este ejemplo: MARIPOSA = eme a erre i pe o ese a.

Por ello, la enseñanza de las letras por su nombre no es un método que favorezca el aprendizaje de la lectoescritura, por lo que es necesario recurrir al reconocimiento fonológico y luego sí identificar los nombres de las letras, como segunda instancia de aprendizaje.

Como maestros, debemos intervenir en el proceso produciendo el análisis de los fonemas que forman una palabra, motivando a “saber escuchar”, para que los chicos puedan paulatinamente ir asignando a cada letra su valor sonoro y con ello decodificando nuestro sistema de escritura.

Pronunciar palabras, escuchar el sonido con el cual comienzan o terminan, el sonido que escuchan más fuerte, buscar palabras que suenen igual, son algunas de las estrategias que pueden favorecer el aprendizaje. En la experiencia concreta, los chicos van atravesando diversos estadios de aprendizaje: pueden reconocer el sonido de las letras pero no la grafía, pueden reconocer otras por su nombre pero no identifican su fonema, pueden reconocer el grafismo pero no saber nada más de ellas.


¿Y la tecnología? ¿Qué uso podemos hacer de ella?

En los relatos de los maestros aparecen frecuentemente situaciones en las que a través de su uso de la computadora los chicos mostraron conocimientos que no se reflejaban cuando realizaban una tarea escrita. Una maestra comenta “le pedí que escribiera su nombre y me dijo que no lo sabía, pero cuando se sentó frente al teclado ¡escribió su nombre completo!”.

La tarea exploratoria que permita identificar la grafía de las letras puede realizarse con un procesador de textos convencional. Jugar con el teclado, ir haciendo “aparecer” letras en la pantalla es un modo de acercara los niños al formato convencional de cada una de ellas, tal como se relata esta experiencia.


Las teoría pedagógicas que subyacen a los distintos softwares para la enseñanza de la lectoescritura

El maestro que busque material adecuado para facilitar el aprendizaje se encontrará con varias sorpresas… Como que teorías pedagógicas que han dejado de usarse –por ejemplo la enseñanza a través de las sílabas, o de las letras por su nombre– están en la base de programas de software libre que uno encuentra en internet.

Algunos ejemplos:

El reino de las sílabas
El programa propone el aprendizaje a través del reconocimiento de las sílabas, que están estructuradas de antemano. Es un programa cerrado: el usuario tiene sílabas preasignadas con las cuales interactuar, pero no puede salirse del esquema que está planteado. Además, presenta una interfaz excesiva, con demasiadas etapas para el dominio de un niño de edad inicial.

Actividades del alfabeto
Acá tenemos un ejemplo de uso de la tecnología que no la tiene en cuenta como potenciadora del aprendizaje. Nos encontramos ante un programa tradicional, más parecido a un libro que a un programa de aprendizaje; lo único que se modifica es el soporte: solo presenta letras para imprimir y pintar una vez pasadas al papel.

Juegos con palabras
Este programa presenta una ventaja: las palabras para reconocer están escritas en letra imprenta mayúscula, un elemento que favorece la decodificación y la individualización de las letras que componen cada palabra. La desventaja es que juega con el “ensayo y el error” más que con el verdadero aprendizaje de la lectura. Al motivar al alumno a cliquear la palabra correcta, y al darle una señal cuando se equivoca, el usuario tiende a “probar” hasta acertar con la que identifica al dibujo. Por otro lado, no permite al usuario explorar e ingresar su propia escritura. Además, la interfaz de corrección, o sea, el cartelito que indica si hubo un acierto o un error está representado por el mismo ícono visual.

Discovery Kids: juegos con palabras
Presenta tres niveles de complejidad, trabaja con letra imprenta mayúscula. En un primer nivel propone hacer clic en las letras que presenta la pantalla, que se van coloreando. Luego presenta las consonantes y finalmente las palabras. Cuando se va haciendo clic en un abecedario que aparece en la pantalla se van completando las letras que forman la palabra, y cuando está completa aparece el dibujo que representa la palabra escrita. Como crítica, podemos señalar que sería interesante que al cliquear las distintas letras se ejecutaran los fonemas que las representan, y que al mostrar la palabra escrita no solo aparezca el dibujo sino el fonema completo de la palabra presentada.


Discovery Kids: más juegos con palabras y números

Es interesante el desarrollo de este juego, que presenta cuatro niveles. Es para usuarios que ya posean algunos conocimientos acerca del sistema de escritura.
Muestra el abecedario en la parte inferior de la pantalla, y va presentando cada letra y a su vez distintas palabras. El usuario tiene que identificar “cuál de las palabras comienza con…” (la letra que está representada). La complejidad varía con los niveles: cada vez se ofrecen más palabras para seleccionar entre ellas la correcta. En el último nivel el juego se modifica y la opción es –dada una imagen– hacer clic sobre las letras necesarias para escribir la palabra que define a esa imagen. Como ventaja, al igual que el anterior, trabaja con letra imprenta mayúscula. Como desventaja, presentan a las letras por su nombre, algo que no favorece la conciencia fonológica y puede ser confuso (dependiendo del nivel de conocimiento que posean los chicos).


  • Autor: Loreta Bellon |
  • 17-07-2008

Una campaña y una pantalla


Este es un video llamado “Nena abandonada”. Los invito a verlo.

¿Les gustó? Se trata de uno de los videos que una plataforma cívica catalana, llamada La Xarxa, ha puesto a circular dentro de una campaña contra el analfabetismo mediático. ¿El objetivo?: “Llamar la atención sobre la situación de inoperancia en que los actuales currículos de enseñanza dejan al alumno delante de los medios de comunicación audiovisuales, respecto de la capacidad de comprensión, del análisis crítico de los contenidos y de la producción de lenguajes audiovisuales, frente a los cuales queda tan indefenso como un alumno que no sabe leer quedaría delante de un libro”.

Esto, que describe la situación en España, nos va a servir para volvernos a introducir en la cuestión que planteaba Inés Dussel en el artículo sobre nuevas alfabetizaciones con el que cerramos el módulo 1. Así, podríamos decir que si la escuela debe proporcionar los conocimientos básicos para la vida en sociedad, no puede dejar de lado los saberes relativos al campo audiovisual (y menos aún si tenemos en cuenta el consumo diario que los chicos hacen de ella, estimado en cuatro horas). “Empieza a ser cada vez más necesario −dice Dussel− que la escuela proporcione otros conocimientos para moverse mejor, más fluidamente y de forma más rica y relevante, en los saberes que proporcionan las nuevas tecnologías, básicamente la computación y el lenguaje audiovisual. Quizás valga preguntarse: si no es la escuela la que proporciona estos saberes, ¿quién lo hará? Por ejemplo, ¿puede imaginarse una televisión que enseñe a reflexionar críticamente sobre sus contenidos, contra sus propios intereses? Dejarlo librado al mercado, o a las experiencias actualmente disponibles -que en su gran mayoría están organizadas por pautas mercantiles- implica renunciar a incorporar otras lógicas, otros plazos, otras orientaciones”.

Tratándose de un nuevo lenguaje, además, con una gramática y reglas de producción particulares, la televisión difícilmente podría incluirse en el aula como un mero recurso didáctico sino que tiene entidad y posibilidades suficientes como para ser considerada (y tratada) como un ámbito de producción y de recreación de la cultura, la política y la economía contemporáneas.

En 1979, Umberto Eco escribió: “Si uno quiere usar la televisión para enseñar a alguien, debe enseñarle primero cómo usar la televisión”. Por eso, siguiendo su consejo, empezaremos por hacer algunas consideraciones sobre la tele.